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PONTEVEDRA.
Pontevedra es de esas ciudades que sorprenden. Pequeña, sí, pero con mucho que ofrecer: un casco histórico que se disfruta sin prisas, plazas llenas de vida y una gastronomía que nunca decepciona. Aquí se camina fácil (y sin coches por el centro) y se come bien.
Si buscas rutas, buenos restaurantes o planes interesantes en Pontevedra, este es tu sitio. ¡Vamos a explorarla juntos!
UBICACIÓN.
Pontevedra está situada en el noroeste de España, en la comunidad autónoma de Galicia. Es la capital de la provincia homónima y se encuentra a orillas del río Lérez, cerca de su desembocadura en la ría de Pontevedra.
La ciudad goza de una ubicación privilegiada, a pocos kilómetros de las Rías Baixas, una de las zonas costeras más bellas de Galicia, famosa por sus playas, su gastronomía y su vino albariño.
Además, Pontevedra está bien comunicada con otras ciudades gallegas, como Vigo y Santiago de Compostela, mediante carreteras y transporte público.
CÓMO LLEGAR.
La ciudad está comunicada por la autopista AP-9, que une A Coruña con la frontera portuguesa, pasando por Santiago de Compostela, Pontevedra y Vigo. También puedes acceder por carreteras nacionales como la N-550.
La estación de tren de Pontevedra cuenta con conexiones directas a ciudades como Vigo, Santiago de Compostela, A Coruña y Madrid, a través de trenes regionales y de larga distancia.
La estación de autobuses de Pontevedra ofrece rutas a diferentes puntos de Galicia y del resto de España, con servicios regulares operados por varias compañías.
El aeropuerto más cercano es el de Vigo (Peinador), a unos 30 km de Pontevedra. También se puede llegar desde los aeropuertos de Santiago de Compostela (a unos 75 km) y A Coruña (a unos 130 km), ambos con vuelos nacionales e internacionales. Desde estos aeropuertos, puedes tomar un tren, autobús o alquilar un coche para llegar a la ciudad.
Pontevedra tiene la mejor noche de Galicia, una noche amiga, cálida, levísima, donde los pasos resuenan en calles de piedra vieja como si vinieran desde el pasado. Aquí, entre los soportales, uno puede imaginar la plaza llena de mercaderes y marineros que cuentan historias de mares lejanos. La ciudad, de días pausados y tardes de luz dorada, es un espacio donde el tiempo se detiene y se escucha el alma de las cosas.